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Mostrando entradas de noviembre, 2016

A la vuelta de..

A la vuelta de la esquina puede haber: un pájaro que enfrentó la tempestad y está volando, un sol de invierno para dorar la noche, un pez que nada entre los dedos fríos, unos ojos mojados de tristeza, letras negras incrustadas en mi rojo corazón, un amor inapagable como la vela que arde sin cesar desde las diez, la dulce oscuridad de una noche dormida, el olor de la comida que se hace lenta como la lluvia, un animal indómito en medio de los ojos, la acera de enfrente, el óxido de hierro y su dulzor a beso mordido entre los labios, mi alma que se ha ido en un vuelo, la luz que tiene adentro mi ternura, la belleza del mundo que se hace en nuestras manos, pese a todo, las cartas que los temblores jamás terminarán, los hilos que yo tiendo para crecer al sol, los brillos de tiniebla en que me escondo, la niña en que me pierdo, los azules dulzores que me esperan... Todo a la vuelta de la esquina. Solo hay que abrir la piel y ver. Una no imagina de lo que lo que lo libra la vida y de lo sor

Me tejiste el corazón.

Me tejiste el corazón Con zurcidos porque el pobre ya venía maltrecho. A veces te detuviste a bordarle unos pájaros amarillos y te empeñaste en darles migas y agua fresca cada que podíamos vernos. Otras veces hiciste ojales y pegaste botones para que yo pudiera abrir y cerrar el corazón cuando tuviera ganas. Hubo un lugar en el que dejaste unos colores para pintar para mis noches desteñidas. En un rincón pusiste tu silloncito y me abrazaste a oscuras y escuché tu corazón cantar. Cocinaste con frutos del mar y le lloviste yerbitas. Después llenaste mi corazón con tus semillas. De girasol, para que fuera fuerte. ¿Y para qué? -Si yo te estaba viendo a tí- pensé. -No necesitas a nadie- me dijiste. Entonces hiciste un nudo en el hilo, lo cortaste con tu boca y te fuíste. Y yo seguí viviendo, con mi corazón bordado y zurcido. Intentando reír. Intentando querer. Intentando soñar. A veces las personas se acercan y me hablan de tí. Y me dicen que eras un gran tejedor de corazones. Eso yo ya

Hipótesis

Si creías Si suponías Si tenías la idea Si se te cruzaba por la cabeza Si pensabas Si esperabas Si se te había ocurrido Olvídate Hemos pasado ya tantas soledades que una más no es ni siquiera motivo de llanto, lágrima, grito, o desesperación escénica Adentro es una eterna primavera y las cuentas se saldan con la almohada.

Emigrantes de Shaun Tan

No debiera arrancarse a la gente de su tierra o país, no a la fuerza. La gente queda dolorida, la tierra queda dolorida. Nacemos y nos cortan el cordón umbilical. Nos destierran y nadie nos corta la memoria, la lengua, las calores. Tenemos que aprender a vivir como el clavel del aire, propiamente del aire. Soy una planta monstruosa. Mis raíces están a miles de kilómetros de mí y no nos ata un tallo, nos separan dos mares y un océano. El sol me mira cuando ellas respiran en la noche, duelen de noche bajo el sol. Roma, 14 de mayo 1980. Juan Gelman. Me preguntaba el otro día que come Shaun Tan para  poder escribir y dibujar lo que nos presenta en este libro. Que vitaminas agudizan su mirada tan refinada de una problemática que ya desde los Griegos era peor que la muerte: Ser desterrado, ser migrante, ser desplazado de su propia tierra con la maleta a cuestas como un caracol. Seguramente no podré averiguar esas sustancias alimen

Al volver a re leer ébano.

Ébano Sale el sol, todo se inunda de luz y ya es hora de ponerse en marcha. Abre la comitiva el rebaño de camellas, conducido por los hombres y los muchachos. Lo siguen las ovejas y las cabras, envueltas en nubes de polvo. Y tras ellas, van las mujeres y los niños. Éste es el orden en que suelen caminar por el desierto los grupos de personas y animales, pero en esta ocasión, al mismísimo final, va también Hamed con un burro y además, el escritor, reportero occidental que cuenta esto: Rizar Kapuscinski. En "Ébano", el autor Polaco recoge lo que ha vivido en África. Va dibujando el perfil de esa África que en abstracto no existe, sino sólo cuando el observador es capaz de hundir sus pies en el fango, en el mundo mítico y variado, en la riqueza cultural de múltiples etnias y en la soledad de un continente que se rebeló contra años de colonización y saqueo. Muestra en Ébano a través de 29 capítulos la vida de los campesinos en varios pueblos de Africa, que después de la se

Ojalá el mar no sea otra ilusión

Hay un mundo que se ha deshojado y ya no está. En ese tiempo –que puede parecernos inmemorial y perdido- las cosas tenían otra impensable duración. Eso cargaba la sustancia de todo lo que hacíamos con otra densidad. Los minutos podían demorarse horas en transcurrir, porque todavía había más horas para ser gastadas, usadas, diluidas, finalmente, en un devenir del que parecíamos no tener conciencia. El sol –en ese entonces- tardaba más en irse de los manteles y mucho más de las paredes del mediodía. Algunos hasta quedaban prendidos del movimiento de una luz en el fondo de su pupila. Mirábamos cómo las hojas se abrían desenroscando sus verdes al girar y cómo las agujas de las tejedoras encimaban un punto sobre otro para enlazarlo en otra vuelta de lana roja y llegar a un final que parecía no arribar jamás. Los amigos se oían y las palabras de uno caminaban por los brazos del otro hasta alcanzar sus oídos donde dormían dulcemente acunadas. Ese era otro tiempo, inmemorial y perdido. Hoy

Cuando se heredan los vuelos

Papá: querría poder volar como si fuera un pájaro y planear con el viento entre las plumas, porque en una manito apenas me caben los momentos que jamás me entregaste y un agradecimiento: haber aprendido de niña a andar sobre mis piernas para alcanzar mi cielo a nadar en mi miedo para ver la otra orilla a apretar bien los párpados en medio de la lluvia. Lo demás -lo que la gente dice que fue haber sido hija- eso lo desconozco y me iré de este mundo sin haberlo sabido porque no me enseñaste ninguna otra cosa que no fuera soltarme al ruedo del silencio. Y tal vez haya sido de verdad que tu último gesto fue también el primero. Ahora estoy al borde del abismo pero ya sé de qué sustancia está hecho mi vuelo.