Alba borda con un hilo rojo sobre la tela de sus tristezas y el dibujo es tan bello, tan brillante, tan perfecto que Alba se muerde la mano para llorar más.
Voy a bordar un camino de pájaros que termine en el nido que me ofrecen tus manos. Voy a tejer un abrigo de luces que termine en la risa que me alberga en las noches. Voy a zurcir mi canto para que suene como un cristal en tus oídos suavecito. Después me dormiré y nada importará porque te quiero. El suspiro.
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