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Mostrando entradas de octubre, 2016

tiemblen! estamos devuelta.

Estuvimos en la cacería encendieron la hoguera no quedo sino polvo y la certeza de que había que correr como locas, como parías, como lobas ninfas, hadas, brujas heridas. Sabias antepasadas descansen nostras somos sus nietas y hemos vuelto esta vez no nos quemarán Nosotras somos las guardianas del fuego Y somos agua. y sabemos los secretos de la vida. No hay miedo inventemos otra vez la alegría sostengamosla Eso ofende brutalmente a la muerte. .

estar en casa...

Pasan las cosas a través de las palabras y se embellecen. El árbol amarillo se hace sol y miel hilada si lo digo. La tierra es fértil oscuridad mojada por la lluvia. Las palabras construyen la forma en que yo miro, dan carnadura al pliegue, dejan al viento hilachas y memorias que ellas traen y depositan su simiente en esta casa verde que tiembla debajo de las aguas, del fuego, de los aires que pasan de norte a sur como una fresca rosa, cardinal y profunda. Desde la calle, mi cuarto tiene una luz azul y una pequeña gata ronronea con su motor de sangre. Echa chispas su cuerpo ovillado en mis piernas. El lenguaje es un arco de estrellas en la noche: pura raíz de niebla en que hablamos dos lenguas mezcladas, contundentes. Se difuminan entre sí las palabras como si fueran río de peces, de algas, de medusas terrenas. Si entro a la cocina huele a casa, a fondo frío de baldosas y chocolate en taza. La ropa blanca baila en el filo perfecto del día que ya nace. Y voy nombrando las cosas pa

De lo por acá pasa...

Habla, pero las palabras son trajes de otros donde no se revela su sustancia y pasa su carnadura sin que una pueda observar qué queda en el cedazo. No usa las palabras mágicas gastadas, se inventa otras... muy del silencio. Yo trato de adivinar, es difícil, intuyo. Es sabio, pa que... Es sabio. Lleva en la piel muchas historias que yo aún no he vivido. navega en un signo que no tiene problemas con la libertad. La ama y sabe que nada es eterno.Es esquivo y se ríe ocultando qué cosa lo estremece, de qué forma se dobla su historia de gato y trofeos, cómo sabe el sendero que conduce a su alma. A veces, sólo a veces, su corazón le asoma por los ojos bellos y los verbos se llenan de caricias antiguas, de tiempos de niño, de ternuras pretéritas. Entonces crece el amor como una planta de raíces profusas, de humedades y soles, de hojas verdinuevas, de frutos sempiternos. Crece el amor  y, es sombra suficiente aunque se haga la noche y él rechace los fungibles vocablos por otros que sean sol

del mirar...

Siempre han sido iguales las cosas. Simplemente se trataba de mis ojos embelleciéndolas al mirar. ¿Era eso, no? ¿Era la forma de mirar que no tiene regresos y nos llena de temor como si fuésemos niños que conocemos la respuesta que nos darán, aún antes de preguntar? Se trataba de mis ojos, entonces. Las cosas siempre han sido eso: cosas. Y han estado allí para que mi mirada las fuera anudando en el hilo de una posible significación. Era el sentido que todo lo reúne de manera caprichosa y estremecedora; definitiva y medular. Respiro con la certeza profunda de que ahora abriré los ojos y el mundo seguirá allí, con sus cosas iguales y yo, con mis ojos para mirar, sorprendida por el estupor de la conmiseración, pero sabiendo que la pregunta no está en las cosas sino en mi forma de mirar.

ya es tiempo

Es tiempo de esperanza de salir a la calle de ver la vida de despachar la muerte.  Yo voy a derrotarte, Muerte. No me importa el disfraz que te pongas ni los pájaros que canten para distraerme. Voy a clavarte varias veces mi risa para que sangres de pena y de dolor. Voy a empaparte con el fulgor de mis ojos aunque me hagas llorar cada mañana. Voy a subir por las paredes del amor y desde arriba voy a llover en piedras sobre tí. Eres un animal con las fauces abiertas, una tremenda ramera de las más pérfidas y estúpidas y en mi casa -la del alma de adentro- no cabe tu miseria. Voy a matarte, Muerte. Me sobra sol para cegarte, me sobra alas para volarte la cabeza y ver tu cráneo dispararse a la nada, me sobra cuerpo para ponerlo y liberar el deseo de estar viva. Voy a acabarte, Muerte. Ya vas a ver. Tengo un furor dispuesto a destrozar tu sombra de palabras, de ojos que no cierran, de carne que no entrega la dicha
Hora de enterrar la nariz en la tierra húmeda de los sueños por- venir. Hora de dormir soñando que quedan semillas que germinarán un mañana. Sueñen cierto, sueñen bien. Buenas noches. Ilustra Monica Marengo- Cortesía Soledad Felloza.

Qué hacer en esta sin salida?

Hay una grieta en todo, así es como entra la luz.                             Leonard Cohen

Tonos

Opaco: Póngale 6.377.482 de estrellas mirando y no, no te refleja ni la milésima parte del brillo de media. Nada que hacer. El país sigue en manos del odio. Opacidad: Una sensación, apenas. Una lucidez que no se define y va. Depende de su propia densidad para que la luz se abra paso con fuerza o tal vez con libertad o quede atrapada en su propia maraña de moléculas. Así, como si fuera un ópalo cuya constitución de agua varía y el agua es ese espejo de la luz. Más luminoso ahora que empieza a amanecer.

02 de octubre de 2016

Llovía como llueve cuando el cielo se desfonda. Pensé que se lavaba nuestra historia de tanta sangre, vi a una niña imaginando jugar con la lluvia en una ventana de mi pueblo.  Llovía, no imaginé que Dios estaba roto. Agua, algunas ráfagas más tupidas y un viento helado colándose en el pelo, en la ropa, entre la sombrilla. Y entonces a esa hora las 4 de la tarde...  todo empezó con esperanza de un SÏ, un Sí que cambiaría la historia y, luego, nada, un NO se imponía como un muro intrepable. Pensé en los muertos: en esos, en los míos, en los que todos tenemos en algún pliegue del cuerpo. Y como una sirena el NO penetraba en mis ojos al compás de la lluvia: fría, finita e incesante. La sirena era un pedido de auxilio, de justicia, de memoria. Me revolvía el alma. Volaba entre el techo de paraguas que no nos cobijaban. Hice lo que hago siempre cuando algo me asalta: lloré porque las lágrimas reparan las heridas y son el agua con que regar la confianza en que algún día el mu