(Del libro
del mismo título, editorial Síntesis, por Matthijs van Boxsel)
El premio
Darwin
NOMINACIONES
El premio
Darwin se concede cada año a través de Internet a quienes han hecho una
inestimable contribución a la evolución al eliminar - de forma no intencionada
- sus débiles genes del proceso reproductor. Dado que los ganadores siempre han
fallecido, nunca se ha podido entregar el premio. Desde hace poco, también
pueden ser elegidas aquellas personas que a consecuencia de su estupidez han
sido esterilizadas, castradas o que, por alguna otra razón, ya no pueden
procrear.
Pueden
presentarse candidatos en las siguientes categorías: juegos y diversión,
trabajo e industria, armas y explosivos, amor, suicidio, caza, crimen y
castigo, tráfico, religión, y tratamiento médico. Entre los galardonados cabe
mencionar a los siguientes:
- Abraham
Mosley, un paciente de cáncer de garganta de 64 años de edad, que intentó
encender un cigarro en un hospital de Florida y consiguió prender fuego a la
venda que le rodeaba la garganta y a su pijama. Dado que le habían extirpado
las cuerdas vocales, no pudo pedir ayuda y murió quemado vivo en su cama.
- El
practicante de puenting que había comparado la longitud de su cuerda con
la del barranco, olvidando que la cuerda era elástica.
- El líder
de una secta cristiana en Los Ángeles, que todos los días intentaba seguir los
pasos de Jesucristo y caminar sobre el agua. Murió inesperadamente el 24 de
noviembre de 1999 cuando resbaló con una pastilla de jabón mientras practicaba
en su bañera.
- Tres
terroristas palestinos que partieron hacia Israel cargados de explosivos y
ajustaron sus relojes al horario de invierno, que empieza antes en Israel que
en otros lugares debido a las oraciones matinales. Sin embargo, las bombas de
relojería habían sido programadas según el horario de verano porque los palestinos
de los territorios ocupados se niegan a vivir de acuerdo con lo que llaman el
tiempo sionista. El resultado fue que las bombas estallaron antes de lo
previsto, y los terroristas se hicieron saltar a sí mismos por los aires.
- Uno de los
eternos favoritos es Albert B. Pratt de Lyndon (Estados Unidos), que inventó un
"casco disparador" que incorporaba una pistola. Tirando de una cuerda
con los dientes, el soldado que lleva puesto el casco puede disparar una bala.
Es un misterio cómo pudo concederse una patenta a semejante invento,
considerando que el conejillo de Indias tuvo que romperse el cuello
forzosamente al efectuar el primer disparo, debido al retroceso. El casco es un
dispositivo patentado para el suicidio.
¡Bueno por todos los ganadores! Estos ejemplos
ilustran de maneras extrañas y maravillosas la estupidez que hace girar nuestra
civilización.
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