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Mostrando entradas de 2016

de lo esencial

Usaré una linterna, un haz, un cocuyo para iluminar la palabra. Es así una perla, todas las preciosas juntas. El silencio existe gracias a que existe la palabra. Por eso podemos apreciarla. Me gusta el silencio también. Es una maravilla ya al final de año, despedir al circulo de juego de niños y niñas a quiénes acompañamos en este 2016. Y cada palabra que les decía  de "hasta luego" iluminaban sus ojos y fui dueña de sus abrazos y sus sonrisas y algunas palabritas muy arcoiris me tocaron... Los niños necesitan ser tocados por las palabras, el lenguaje les crea una primera piel que les permite, entre otras cosas, contener la dispersión y mediar con el mundo. Siempre creí que la experiencia de la realidad debe de ser perturbadora para los niños, tanto que necesitan la palabra que ahuyente el miedo a esa avalancha de sensaciones que ha de suceder cuando se experimenta por primera vez el viento, o la lluvia, o los pájaros, o el mar... Entonces -pensé- hablar con los chico

La omnipresencia de la pérdida

Un año antes de su muerte, Franz Kafka vivió una experiencia muy insólita. Paseando por el parque Steglitz, en Berlín, encontró a una niña llorando desconsolada: había perdido su muñeca. Kafka se ofreció a ayudar a buscar a la muñeca y se dispuso a reunirse con ella al día siguiente en el mismo lugar. Incapaz de encontrar a la muñeca compuso una carta “escrita” por la muñeca y se la leyó cuando se reencontraron: - “Por favor no me llores, he salido de viaje para ver el mundo. Te voy a escribir sobre mis aventuras ...“- Este fue el comienzo de muchas cartas. Cuando él y la niña se reunían, él le leía estas cartas cuidadosamente compuestas de aventuras imaginarias sobre la querida muñeca . La niña fue consolada. Cuando las reuniones llegaron a su fin, Kafka le regaló una muñeca. Ella obviamente se veía diferente de la muñeca original . Una carta adjunta explicó: -" ‘mis viajes me han cambiado … “ - Muchos años más tarde, la chica ahora crecida, encontró una carta metida en una gri

Que bellas

Las palabras se precipitan, se juntan, se resbalan. Mojan los intersticios con sílabas viscosas, se clavan en el cuello con colmillos de sangre, se alzan el vestido en las escaleras, apuran un trago en el confesionario, mientras rezan algún Ave María. Las palabras insultan, acarician, suspiran, escriben sus obscenas frases en la puerta de un baño. Andan sobre la ruta en autos descapotables, fuman hasta enfermarse, se ponen portaligas, se empijaman, amasan con harina unos panes monstruosos que untan con mantequilla mientras suena algún blues. Las palabras se bañan y las cercan las algas: alguna que otra vez se sintieron amadas y creyeron morirse debajo de los párpados; pero se despertaron luego y era una resaca andar pasando el día. Las palabras quisieron ser honestas y decir que no había sido ni siquiera una noche mejor que alguna otra, que no era tan bueno y qué tal si hablas y dices todo! y que tal si mejor te duermes! Las palabras dijeron lo que era necesario que se dijera entonc

estar despierta otra vez

y tocó tomar un té... así se reinicia. Pongo mi corazón alucinado en esta taza. Y le echo agua hirviendo para que se haga una tisana con esas plumas nuevas. Dicen que la infusión de plumas de corazón alucinado son capaces de revertir el sentido del viento para que salga el sol sobre las últimas llanuras amazónicas. Ya estoy bastante loquita. Y tengo los párpados cansados de verme repetida al infinito. ¿Será esa la deuda con la muerte o habrá otra forma para salir del laberinto? El corazón alucinado bulle en el agua que hierve y llena el borde de la taza, pero no puedo verlo. Todos mis ojos están puestos en la forma que asume la verdad entre puntada y tela. ¿Por qué volver del sueño cuesta tamaña sangre? he visto inception En esta película, uno despierta a la realidad si cae a través de una patada! Pero, no basta una patada para salir de ahí de lo agazapada que una esta. se necesitan lluvias de patadas, para caer, para despertar! ¿Por qué no puede ser más simple la torme

solo un hilo

Cada cual a su tiempo podrá aceptar y decir que no. claro, no es fácil, pero se podrá decir cada cual buscará el hilo pequeño del que tirar y saldrán las palomas que estuvieron dormidas, los ríos estancados la luz de los pasados, los sobres con las cartas que no fueron, los vestidos bordados, las sillas arruinadas, la mar esperando mojarnos, las ollas carcomidas de los días con hambre, los libros olvidados debajo de la lluvia, los lápices sin punta, los faroles brillantes en medio de las noches del frío, la soledad y el miedo, las lágrimas y el grito, los pesados postigos, las vigas del silencio. el sonido del mar irreal. Y entonces sí se podrá andar: es increíble el espacio que ocupan las cosas tan dejadas. Decir que no. Y el camino -como fuera- continuará. Porque todo en la vida continúa, sigue su rumbo y otra vez vuelve a salir el sol para caer. Solo hay que hallar el hilo. Y tirar. Con la seguridad de quien desea una vida prolongada de amor debajo de este
Yo llevo los suspiros que te escribo en el dorso de tus dos nombres. Es de pura justicia; porque el amor es eso: un tiempo de tormentos y otro de luz enceguecida y terca y sostenida. Nadie puede decirme cómo se nada en medio de la lluvia. Que no acabe el sin fin de la belleza y dure para siempre: imperfecto -que así suele ser todo- pero bello atravesar la noche con pájaros cantando.

A la vuelta de..

A la vuelta de la esquina puede haber: un pájaro que enfrentó la tempestad y está volando, un sol de invierno para dorar la noche, un pez que nada entre los dedos fríos, unos ojos mojados de tristeza, letras negras incrustadas en mi rojo corazón, un amor inapagable como la vela que arde sin cesar desde las diez, la dulce oscuridad de una noche dormida, el olor de la comida que se hace lenta como la lluvia, un animal indómito en medio de los ojos, la acera de enfrente, el óxido de hierro y su dulzor a beso mordido entre los labios, mi alma que se ha ido en un vuelo, la luz que tiene adentro mi ternura, la belleza del mundo que se hace en nuestras manos, pese a todo, las cartas que los temblores jamás terminarán, los hilos que yo tiendo para crecer al sol, los brillos de tiniebla en que me escondo, la niña en que me pierdo, los azules dulzores que me esperan... Todo a la vuelta de la esquina. Solo hay que abrir la piel y ver. Una no imagina de lo que lo que lo libra la vida y de lo sor

Me tejiste el corazón.

Me tejiste el corazón Con zurcidos porque el pobre ya venía maltrecho. A veces te detuviste a bordarle unos pájaros amarillos y te empeñaste en darles migas y agua fresca cada que podíamos vernos. Otras veces hiciste ojales y pegaste botones para que yo pudiera abrir y cerrar el corazón cuando tuviera ganas. Hubo un lugar en el que dejaste unos colores para pintar para mis noches desteñidas. En un rincón pusiste tu silloncito y me abrazaste a oscuras y escuché tu corazón cantar. Cocinaste con frutos del mar y le lloviste yerbitas. Después llenaste mi corazón con tus semillas. De girasol, para que fuera fuerte. ¿Y para qué? -Si yo te estaba viendo a tí- pensé. -No necesitas a nadie- me dijiste. Entonces hiciste un nudo en el hilo, lo cortaste con tu boca y te fuíste. Y yo seguí viviendo, con mi corazón bordado y zurcido. Intentando reír. Intentando querer. Intentando soñar. A veces las personas se acercan y me hablan de tí. Y me dicen que eras un gran tejedor de corazones. Eso yo ya

Hipótesis

Si creías Si suponías Si tenías la idea Si se te cruzaba por la cabeza Si pensabas Si esperabas Si se te había ocurrido Olvídate Hemos pasado ya tantas soledades que una más no es ni siquiera motivo de llanto, lágrima, grito, o desesperación escénica Adentro es una eterna primavera y las cuentas se saldan con la almohada.

Emigrantes de Shaun Tan

No debiera arrancarse a la gente de su tierra o país, no a la fuerza. La gente queda dolorida, la tierra queda dolorida. Nacemos y nos cortan el cordón umbilical. Nos destierran y nadie nos corta la memoria, la lengua, las calores. Tenemos que aprender a vivir como el clavel del aire, propiamente del aire. Soy una planta monstruosa. Mis raíces están a miles de kilómetros de mí y no nos ata un tallo, nos separan dos mares y un océano. El sol me mira cuando ellas respiran en la noche, duelen de noche bajo el sol. Roma, 14 de mayo 1980. Juan Gelman. Me preguntaba el otro día que come Shaun Tan para  poder escribir y dibujar lo que nos presenta en este libro. Que vitaminas agudizan su mirada tan refinada de una problemática que ya desde los Griegos era peor que la muerte: Ser desterrado, ser migrante, ser desplazado de su propia tierra con la maleta a cuestas como un caracol. Seguramente no podré averiguar esas sustancias alimen

Al volver a re leer ébano.

Ébano Sale el sol, todo se inunda de luz y ya es hora de ponerse en marcha. Abre la comitiva el rebaño de camellas, conducido por los hombres y los muchachos. Lo siguen las ovejas y las cabras, envueltas en nubes de polvo. Y tras ellas, van las mujeres y los niños. Éste es el orden en que suelen caminar por el desierto los grupos de personas y animales, pero en esta ocasión, al mismísimo final, va también Hamed con un burro y además, el escritor, reportero occidental que cuenta esto: Rizar Kapuscinski. En "Ébano", el autor Polaco recoge lo que ha vivido en África. Va dibujando el perfil de esa África que en abstracto no existe, sino sólo cuando el observador es capaz de hundir sus pies en el fango, en el mundo mítico y variado, en la riqueza cultural de múltiples etnias y en la soledad de un continente que se rebeló contra años de colonización y saqueo. Muestra en Ébano a través de 29 capítulos la vida de los campesinos en varios pueblos de Africa, que después de la se

Ojalá el mar no sea otra ilusión

Hay un mundo que se ha deshojado y ya no está. En ese tiempo –que puede parecernos inmemorial y perdido- las cosas tenían otra impensable duración. Eso cargaba la sustancia de todo lo que hacíamos con otra densidad. Los minutos podían demorarse horas en transcurrir, porque todavía había más horas para ser gastadas, usadas, diluidas, finalmente, en un devenir del que parecíamos no tener conciencia. El sol –en ese entonces- tardaba más en irse de los manteles y mucho más de las paredes del mediodía. Algunos hasta quedaban prendidos del movimiento de una luz en el fondo de su pupila. Mirábamos cómo las hojas se abrían desenroscando sus verdes al girar y cómo las agujas de las tejedoras encimaban un punto sobre otro para enlazarlo en otra vuelta de lana roja y llegar a un final que parecía no arribar jamás. Los amigos se oían y las palabras de uno caminaban por los brazos del otro hasta alcanzar sus oídos donde dormían dulcemente acunadas. Ese era otro tiempo, inmemorial y perdido. Hoy

Cuando se heredan los vuelos

Papá: querría poder volar como si fuera un pájaro y planear con el viento entre las plumas, porque en una manito apenas me caben los momentos que jamás me entregaste y un agradecimiento: haber aprendido de niña a andar sobre mis piernas para alcanzar mi cielo a nadar en mi miedo para ver la otra orilla a apretar bien los párpados en medio de la lluvia. Lo demás -lo que la gente dice que fue haber sido hija- eso lo desconozco y me iré de este mundo sin haberlo sabido porque no me enseñaste ninguna otra cosa que no fuera soltarme al ruedo del silencio. Y tal vez haya sido de verdad que tu último gesto fue también el primero. Ahora estoy al borde del abismo pero ya sé de qué sustancia está hecho mi vuelo.

tiemblen! estamos devuelta.

Estuvimos en la cacería encendieron la hoguera no quedo sino polvo y la certeza de que había que correr como locas, como parías, como lobas ninfas, hadas, brujas heridas. Sabias antepasadas descansen nostras somos sus nietas y hemos vuelto esta vez no nos quemarán Nosotras somos las guardianas del fuego Y somos agua. y sabemos los secretos de la vida. No hay miedo inventemos otra vez la alegría sostengamosla Eso ofende brutalmente a la muerte. .

estar en casa...

Pasan las cosas a través de las palabras y se embellecen. El árbol amarillo se hace sol y miel hilada si lo digo. La tierra es fértil oscuridad mojada por la lluvia. Las palabras construyen la forma en que yo miro, dan carnadura al pliegue, dejan al viento hilachas y memorias que ellas traen y depositan su simiente en esta casa verde que tiembla debajo de las aguas, del fuego, de los aires que pasan de norte a sur como una fresca rosa, cardinal y profunda. Desde la calle, mi cuarto tiene una luz azul y una pequeña gata ronronea con su motor de sangre. Echa chispas su cuerpo ovillado en mis piernas. El lenguaje es un arco de estrellas en la noche: pura raíz de niebla en que hablamos dos lenguas mezcladas, contundentes. Se difuminan entre sí las palabras como si fueran río de peces, de algas, de medusas terrenas. Si entro a la cocina huele a casa, a fondo frío de baldosas y chocolate en taza. La ropa blanca baila en el filo perfecto del día que ya nace. Y voy nombrando las cosas pa

De lo por acá pasa...

Habla, pero las palabras son trajes de otros donde no se revela su sustancia y pasa su carnadura sin que una pueda observar qué queda en el cedazo. No usa las palabras mágicas gastadas, se inventa otras... muy del silencio. Yo trato de adivinar, es difícil, intuyo. Es sabio, pa que... Es sabio. Lleva en la piel muchas historias que yo aún no he vivido. navega en un signo que no tiene problemas con la libertad. La ama y sabe que nada es eterno.Es esquivo y se ríe ocultando qué cosa lo estremece, de qué forma se dobla su historia de gato y trofeos, cómo sabe el sendero que conduce a su alma. A veces, sólo a veces, su corazón le asoma por los ojos bellos y los verbos se llenan de caricias antiguas, de tiempos de niño, de ternuras pretéritas. Entonces crece el amor como una planta de raíces profusas, de humedades y soles, de hojas verdinuevas, de frutos sempiternos. Crece el amor  y, es sombra suficiente aunque se haga la noche y él rechace los fungibles vocablos por otros que sean sol

del mirar...

Siempre han sido iguales las cosas. Simplemente se trataba de mis ojos embelleciéndolas al mirar. ¿Era eso, no? ¿Era la forma de mirar que no tiene regresos y nos llena de temor como si fuésemos niños que conocemos la respuesta que nos darán, aún antes de preguntar? Se trataba de mis ojos, entonces. Las cosas siempre han sido eso: cosas. Y han estado allí para que mi mirada las fuera anudando en el hilo de una posible significación. Era el sentido que todo lo reúne de manera caprichosa y estremecedora; definitiva y medular. Respiro con la certeza profunda de que ahora abriré los ojos y el mundo seguirá allí, con sus cosas iguales y yo, con mis ojos para mirar, sorprendida por el estupor de la conmiseración, pero sabiendo que la pregunta no está en las cosas sino en mi forma de mirar.

ya es tiempo

Es tiempo de esperanza de salir a la calle de ver la vida de despachar la muerte.  Yo voy a derrotarte, Muerte. No me importa el disfraz que te pongas ni los pájaros que canten para distraerme. Voy a clavarte varias veces mi risa para que sangres de pena y de dolor. Voy a empaparte con el fulgor de mis ojos aunque me hagas llorar cada mañana. Voy a subir por las paredes del amor y desde arriba voy a llover en piedras sobre tí. Eres un animal con las fauces abiertas, una tremenda ramera de las más pérfidas y estúpidas y en mi casa -la del alma de adentro- no cabe tu miseria. Voy a matarte, Muerte. Me sobra sol para cegarte, me sobra alas para volarte la cabeza y ver tu cráneo dispararse a la nada, me sobra cuerpo para ponerlo y liberar el deseo de estar viva. Voy a acabarte, Muerte. Ya vas a ver. Tengo un furor dispuesto a destrozar tu sombra de palabras, de ojos que no cierran, de carne que no entrega la dicha
Hora de enterrar la nariz en la tierra húmeda de los sueños por- venir. Hora de dormir soñando que quedan semillas que germinarán un mañana. Sueñen cierto, sueñen bien. Buenas noches. Ilustra Monica Marengo- Cortesía Soledad Felloza.

Qué hacer en esta sin salida?

Hay una grieta en todo, así es como entra la luz.                             Leonard Cohen

Tonos

Opaco: Póngale 6.377.482 de estrellas mirando y no, no te refleja ni la milésima parte del brillo de media. Nada que hacer. El país sigue en manos del odio. Opacidad: Una sensación, apenas. Una lucidez que no se define y va. Depende de su propia densidad para que la luz se abra paso con fuerza o tal vez con libertad o quede atrapada en su propia maraña de moléculas. Así, como si fuera un ópalo cuya constitución de agua varía y el agua es ese espejo de la luz. Más luminoso ahora que empieza a amanecer.

02 de octubre de 2016

Llovía como llueve cuando el cielo se desfonda. Pensé que se lavaba nuestra historia de tanta sangre, vi a una niña imaginando jugar con la lluvia en una ventana de mi pueblo.  Llovía, no imaginé que Dios estaba roto. Agua, algunas ráfagas más tupidas y un viento helado colándose en el pelo, en la ropa, entre la sombrilla. Y entonces a esa hora las 4 de la tarde...  todo empezó con esperanza de un SÏ, un Sí que cambiaría la historia y, luego, nada, un NO se imponía como un muro intrepable. Pensé en los muertos: en esos, en los míos, en los que todos tenemos en algún pliegue del cuerpo. Y como una sirena el NO penetraba en mis ojos al compás de la lluvia: fría, finita e incesante. La sirena era un pedido de auxilio, de justicia, de memoria. Me revolvía el alma. Volaba entre el techo de paraguas que no nos cobijaban. Hice lo que hago siempre cuando algo me asalta: lloré porque las lágrimas reparan las heridas y son el agua con que regar la confianza en que algún día el mu
Atrapasueños elaborado por Lorena Diaz. Así como cuando se teje Vamos a votar. "Así, tirando la lanzadera de un lado para otro y batiendo los grandes dientes del telar para el frente y hacia atrás, la muchacha pasaba sus días" La joven Tejedora- Marina Colasanti. El hilo es un símbolo universal: éste es el que une a los estados de la existencia entre sí, con el principio, representa, además, el hilo de la tradición o de la Sabiduría Perpetua, que se transmite siempre renovada. Por lo general la simbología del acto de hilar o de tejer, se considera la representación de procesos creativos y de crecimiento personal y comunitario. El hilo se relaciona con la red, la tela, la cuerda y el tejido, para sugerir algún sinónimo de desarrollo humano, del universo en su conjunto. Hay un gran número de culturas que poseen una o varias divinidades, femeninas o masculinas, relacionadas con el tema de tejer el hilo de la vida de los seres humanos. En la antigüedad, se creía que d

El suspiro

Voy a bordar un camino de pájaros que termine en el nido que me ofrecen tus manos. Voy a tejer un abrigo de luces que termine en la risa que me alberga en las noches. Voy a zurcir mi canto para que suene como un cristal en tus oídos suavecito. Después me dormiré y nada importará porque te quiero.                                                                         El suspiro.

Que será eso?

Tiempo Merodear los instantes. Quebrarlos como barquillos para sentirlos estallar. Dejar que se resbalen, que se deslicen por la piel. Verlos caer como gotas sobre los pliegues. Despegarlos uno por uno con los dedos. Y no lograr comprender qué compone el tiempo, esa elástica sustancia que se contrae y se expande entre los vidrios de la memoria. Somos dos latitudes que se buscan aunque haya que dar una vuelta para decir que tal vez seas tu y que te pienso como si el tiempo de haberte visto hubiera sido parecido a todo y en los segundos pequeños de tres días cupieran muchas cosas: unas copas, la noche como un hálito verde y los animales que duermen abrazados en la oscuridad prehistórica del tiempo.

Tu tienes lo que busco

                                  Imagen: Lucy Campbell Tú tienes lo que busco, lo que deseo, lo que amo, tú lo tienes. El puño de mi corazón está golpeando, llamando. Te agradezco a los cuentos, doy gracias a tu madre y a tu padre, y a la muerte que no te ha visto. Te agradezco al aire. Eres esbelto como el trigo, frágil como la línea de tu cuerpo. Nunca he amado a un hombre delgado pero tú has enamorado mis manos, ataste mi deseo, cogiste mis ojos como dos peces. Por eso estoy en mi puerta, esperando. *Adaptación de género/ Del poema Tu tienes lo que busco/ Jaime Sabines. Para un día como hoy... qué vendrás.
Y hubo una vez y tuve que contarlo... Se lo voy a decir Es necesario decirlo por qué sino para qué esta palabra Que las palabras nacen, crecen, se reproducen y mueren lo sabe todo el mundo Pasa igual con el día que muere por la tarde. Sí María Mercedes Carranza, mi gran poeta Colombiana, ojalá hubieras esperado para ver este día que no morirá en mí, que no es obvio como las olas y sí posible como el verde y largo croché, un día que amanecí vestida de esperanza, tan remendada, tan incompleta, pero auténtica, brillante sobre mí y mi País. Hoy celebramos un acuerdo histórico y faltarán más para estar en paz. Es hora de las manos para limpiar el desorden, para sembrar y cuidar esta paz como una semilla que necesita de todos. Hoy este gran paso cambia el curso de la historia. Estar feliz es poco. Gracias vida.

Sólo bastaba ver el atardecer

Cuando el abuelo No está... Sólo eso me hizo volver hoy a asomarme a este blog que lleva años encapsulado. “Tal vez, quizás; quizás, tal vez, encuentre algún pez”, me repetía a mi misma de camino a la laguna. No quise contrariar a mi abuelo y lo acompañé por quinta vez a pescar. La primera vez yo tenía diez años y me aburrí de lo lindo, las demás veces fueron especiales e igual de aburridas. Compartí muchas cosas con mi abuelo, pero la pesca nunca fue mi fuerte ni mi afición. Aún así, avancé camino al tedio. El día no acompañaba: cielo gris, temperatura baja; igual allí estaba él en la orilla, firme en su pequeña silla plegable y con su añosa caña en mano, cuando llegué. Lo saludé con una palmada en su robusta y cansada espalda y me agaché a su lado ocultando un bostezo. A continuación puse mi mejor cara de diversión y él me sonrió. En sus ojos había un melancólico brillo y luego, en sus labios, sorprendentes palabras: “Stellita, querida, nunca te pedí que atrapes algún pez, sol