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Mostrando entradas de 2014
Durante miles de años la humanidad contó historias y recitaron o cantaron versos en voz alta. Puede que, a menudo, crearan aquellos textos orales a la vez que contaban o cantaban; porque al mismo tiempo que construían sus textos podían modificar su sentido, rehacer el significado, colorear con nuevos tintes sus creaciones. Durante miles de años, la ficción transitó por la voz. No había que demostrar nada. Simplemente mostrar mediante las palabras. La palabra también es un gesto, la expresión de un estado interior, de una idea o de un sentimiento al que cada uno confiere su propia energía. Esta proyección de las palabras sobre el cuerpo permite prolongar sus vibraciones, su dinámica y su significación profunda. La expresión del rostro, los múltiples juegos de la mirada, los ritmos de la voz, todo el vocabulario gestual se ponen al servicio del texto literario oral. El cuerpo que narra es un cuerpo que crea sentido y, mientras sugiere significados posibles, estimula y despierta

Mi cartografía

Ilustra Peter Revonkorpi Yo, tengo pies visibles con dedos de raíces en espiral y alas invisibles cosidas con nostalgia de siglos, con ellos recorro y sobrevuelo mi mapa, alguien dejó en el árbol de la familia una brújula dormida. Solo sirve cuando quiero ver para atrás. Hay que tener coraje para usarla cuando quiero ir  hacía adelante porque  me lleva a recovecos, encuentros y desencuentros. Me señala territorios de espinas, parajes de desamor, me lleva de nariz hasta mis propios abismos. Entonces la abandono y me dejo guiar por la rosa de los vientos, el canto del gallo, la luna que vive en mi vientre y la voz de mis ancestras que cantan  en mi pecho antiguas oraciones, sigo la huella que me dejaron para honrarlas, ellas caminaron y danzaron antes que yo y  sin embargo ya no son los mismos pasos, ya no invoco las mismas diosas en lo oscuro de la noche cuando estoy perdida, ni voy donde los hombres que las silenciaron, me han nacido los ojos de otro color, y los lunares se d

Casa y el tiempo de habitar

Regresar con la mirada llena de estrellas y cielos altos. Regresar con los pies alegres de nuevos caminos. Regresar, abrir la puerta, recibir el abrazo de la casa de siempre como si fuera nueva. Volver a besar tu taza, tu copa. Reconocer el sonido del agua de tu grifo, la textura de tu sillón. Garabatear en el polvo acumulado. Hola casa, hola amigos, hola gata, hay tanto para contar, tomen asiento, estoy ordenando la colección de momentos que tengo para compartir. Hoy me duermo en brazos de mi casa.
Mis días en City Bell... caminar como nunca!!! viendo intensamente como se colorea la vida, cómo cambia el  camino,  los sonidos, la temperatura, los olores, ( otoño e invierno huelen más a asado) mientras espero el tren, mientras converso sola entre una y otra hoja que cae y me saluda.  Gracias a la vida, por esta polícromía natural en mis días de sur.